Octavo álbum de la banda de Brooklyn, el primero que han escrito y grabado de principio a fin como sexteto. Las historias que nos cuenta Finn son como una novela ambientada en los oscuros y sórdidos bajos fondos de Estados Unidos. Los oyentes reciben una visita guiada por bares húmedos, sueños y corazones rotos. "The Feelers" y "Lanyards" son magníficas demostraciones del sonido de la banda. Hay un ambiente alegre en "Unpleasant Breakfast" que recorre las influencias clásicas de los 70 a través del alt-rock de los 90. "Heavy Covenant" y "Riptown" completan lo mejor del disco, a pesar de arar dos surcos completamente diferentes. La primera es seria, sincera y decidida, mientras que la segunda es más suelta, descuidada y emotiva. Ninguna de las dos supone un nuevo camino, pero ambos temas son sublimes. Se trata de un trabajo notable dentro de su discografía. The Hold Steady son un cálido puerto en una fría tormenta, y “Open Door Policy” es un dulce alivio para este comienzo de año.
Ander BERRIOZABAL
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