Tras el casi anecdótico Please Remain Seated, donde regrabaron gran parte de material propio en formato acústico, y el irregular Rip It Up, la formación londinense ha vuelto con fuerza. El puñetazo directo al estómago con el que arranca el disco, "Last One Out Turn Off the Lights", es una declaración de intenciones la forma perfecta de retomar la magia que había aparecido de nuevo con el inolvidable Wonder Days.
Con un hard rock clásico al más puro estilo Bad Company o los Whitesnake de la primera época, la banda se sigue sustentando en esos deliciosos paisajes que es capaz de crear Luke Morley con sus seis cuerdas, y sobre los que la voz cautivadora de Danny Bowes brilla como si no hubiera pasado el tiempo por ella. Sin embargo, no han querido quedarse ahí y, añadiendo coros femeninos y vientos, han conseguido facturar temas con aires soul tan redondos y disfrutables como la festiva "She's a Millionairess" o la espectacular "You're Gonna Be My Girl", que se convierte desde ya en uno de los temas del año.
No podían faltar, por supuesto, esos medios tiempos tan característicos del quinteto de Londres repletos de clase como "The Smoking Gun", la sentida "I´ll Be the One" o la elegante "St. George's Day".
Quizás el único lunar sea la posición en el álbum de "Destruction", puesto que, a pesar de ser un buen tema, su ritmo pesado supone un bajón considerable después del trallazo de apertura y logra cortar el ritmo del disco. Por lo demás, se trata de un trabajo variado y más que notable de una banda que sigue demostrando que le queda cuerda para rato.
Javi GARAYO
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