jueves, 8 de julio de 2021

Ryan Adams "Big Colors"

 

2019 amanecía festivo para Ryan Adams. En un horizonte capcioso, 3 álbumes, lógica gira, saberse con el reconocimiento de crítica y seguidorxs, y con la ilusión de afrontar un año que rememoraba a aquel irrepetible 2005, donde Ryan sacudía al mundo con tres pequeñas obras de arte. Todo el colorido augurado, que iba a traer Big Colors, supuesto primer fascículo del año, se disipó tras la controvertida intervención de The New York Times. Han pasado dos años temibles desde entonces-, pero, afortunadamente, Big Colors ha llegado y, sin dar opción a enfocar el objetivo, obliga a retirarse al año 1984.

Una vez ejecutado el salto temporal, hay que buscar el espacio donde situarse para afrontar el sueño de Ryan Adams. Este segundo paso viene dado y descrito también por el autor, destapando cinematográficamente su alma para que el oyente solicite cobijo y empiece a escrutar las ilusiones del cantautor de Jacksonville.


Tras delinear el marco proporcionado, la paleta de pigmentos asoma con una guitarra conocida. "Big Colors", el tema, es una declaración de intenciones del autor. Abre el disco mirando al futuro, sin olvidar lo sufrido, pero sabiendo que poco queda por aportar a dos años pavorosos y ambienta la película con un espíritu positivo que tiende a fluir, huyendo de lo que pueda ocurrir al final del metraje, lo cual podría ser satisfactorio una vez tomado ese punto de partida.

"Do Not Disturb" descubre el decorado por completo. Un tempo de bajo y batería pule el escenario y el sol guía la musicalidad de Adams para recrear su sueño de 1984, donde su voz atrapa dentro de una seriedad y una dulzura mezclada con éxito. El siguiente movimiento es ya un clásico desde el disco homónimo, bajando la intensidad de los focos para adentrarse en una contradicción titulada "It's So Quiet, It's Loud" que suena francamente creíble. "Fuck the Rain" desarrolla totalmente la trama sin perder el hilo. Un Ryan confiado, moviéndose por donde sabe y cantando para avanzar y para mantener la luminosidad en las alturas. Tanto es así, que seguidamente regala uno de los momentos álgidos de su banda sonora. Su amor por los 80 queda plasmado en "Manchester", una cadencia adornada con guitarras acústicas hasta que un cambio de ritmo aleja el gris de la lluvia y se adivina un punto de inflexión en la historia.


El sueño comienza a tomar forma, el oyente ya no se va a extraviar y Ryan entra en periodo de reflexión con cambios de color, de melodía, de registro vocal incluso. La historia llega a su momento cumbre y "Showtime" regala exactamente eso, haciendo pensar que el espíritu positivo inicial va a acabar triunfando. Un medio tiempo para ralentizar las pulsaciones y aparecen los créditos escritos en una fuente clásica de los 80. El sueño es satisfactorio.

Borja ALONSO ROMAY



No hay comentarios:

Publicar un comentario