Tras una carrera plagada de discos sobresalientes entre los que se pueden encontrar algunas obras imperecederas como Sweet Oblivion, Uncle Anesthesia y esa joya oculta con el nombre de Buzz Factory, Screaming Trees, tras un parón quizá demasiado largo, publicaron la obra con la que hicieron cima tras 11 años de andadura. Una cima quizá no comercial, pero sin duda, sí creativa. Su gran obra maestra. Dust.
Tras Sweet Oblivion con el hit "Nearly Lost You", incluido en la película Singles, los de Ellensburg no lo tenían fácil, pero lograron superarse con este LP plagado de temas mágicos, cargados de psicodelia y como no, de rock y guitarrazos grunges propios de la escena noventera en Seattle.
El disco abre con "Halo of Ashes", una pieza que comienza con ritmos orientales, donde también destaca la base rítmica perfectamente ejecutada por Barret Martin con Van Conner al bajo. George Drakoulias, productor del álbum, también contribuye en la percusión a lo largo del mismo. A continuación, "All I Know" se presenta como una de las joyas principales de la corona. Los cosos y los riffs de Gary Lee Conner convierten este tema en uno de los más reconocidos. "Look At You", más melancólica, invita a corearla.
Uno tras otro, todos los temas van formando las piezas de ese maravilloso puzzle que constituye Dust en la discografía de los Trees. "Dying Days", que abre en formato acústico, pronto evoluciona hacia un grunge más descarnado donde, de nuevo la psicodelia y distorsión de Gary Lee nos devuelve a esa atmósfera turbia que envuelve al disco. En "Make My Mind" se funde la batería de Barret Martin con la voz de Lanegan. Sólo al final la guitarra arranca con algo de rabia en un tema donde los coros vuelven a brillar de forma sobresaliente.
"Sworn and Broken", para muchos el tema del álbum, es una brillante joya llena de nostalgia en la que Gary Lee acierta intercalando la guitarra entre las estrofas hasta que encara la recta final con un pasaje de mellotrón capaz de erizarte el vello.
"Witness" nos regala nuevamente una intensidad producto de la perfecta conjunción de los hermanos Conner con la voz de Lanegan y la persución de Martin. En "Traveler", el ritmo baja y vuelven los sonidos melancólicos con un Lanegan que nos recuerda a sus aventuras en solitario. Con "Dime Western" vuelven a jugar con la percusión y la Wah-Wah. Gary Lee intercala riffs más propios del grunge de principios de los 90 que del 96. "Gospel Plow" nos engaña con su comienzo pausado y tribal. Pronto la distorsión y el grunge se adueñan del tema con una guitarra que nos retrotrae al Sweet Oblivion en este temazo que representa a la perfección el sonido de Seattle.
Iván FERNÁNDEZ
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