jueves, 16 de septiembre de 2021

The Throbs "The Language of Thieves and Vagabonds"



Corría el año 1990 y el nombre de The Throbs corría como la pólvora entre la prensa especializada y los mentideros del hard rock americano. Iban a ser la “next big thing”, los nuevos Guns N’ Roses. Un año después habían conseguido dos cosas. La primera, publicar The Language of Thieves and Vagabonds, uno de los mejores discos de principios de los años 90, álbum que con los años ha alcanzado la consideración de obra de culto, de forma casi unánime por crítica y público. La segunda, que Geffen Records, la compañía discográfica que había apostado por ellos, les retirara todo el apoyo dejándoles tirados y sin ningún tipo de perspectiva de futuro.



Pero volvamos al comienzo. Allá por finales de los 80, el vocalista Ronnie Sweetheart, durante una visita de fin de semana a NYC conoció al bajista Danny Nordahl en un concierto de Johnny Thunders y allí mismo decidieron formar una banda. Tras un tiempo de rodaje en el circuito de la costa este y varios cambios de formación, entran por fin en el estudio. En una demostración de la confianza que Geffen tiene en su nueva apuesta, deciden poner a los mandos de la producción a Bob Ezrin y a Dick Wagner, colaboradores de, entre otros, Alice Cooper, KISS o Lou Reed.

El resultado es un disco redondo. 11 temas que no conceden tiempo para recuperar el aliento, desde el sitar con el que comienza esa oda a la clandestinidad que es “Underground”, hasta los fraseos de guitarra con los que cierra la contundente “Strange Behaviour”. Las influencias punk con las que contaba la banda en sus inicios aquí prácticamente desaparecen, dando a luz una obra que suena a clásico por los cuatro costados y que oscila entre la oscuridad de temas como la ya mencionada “Underground” o “Oceans of Love” y los sonidos más directos y comerciales de “It’s the End of the World”, “Rip it Up” o “Ecstasy”, en la que llega a colaborar Little Richard.


Pero son, sin duda, “Come Down Sister”, el primer single del disco, con un deje a los Cult del Sonic Temple y “Only Way Out”, un maravilloso medio tiempo en el que las guitarras acústicas y eléctricas se entremezclan y Ronnie ofrece probablemente su mejor interpretación, los momentos más álgidos del disco.


Desgraciadamente, cuando el disco vio finalmente la luz, ese monstruo llamado grunge ya engullía todo lo que encontraba a su paso que no llevara pantalones cortos y camisas de franela y apenas tuvo repercusión. Geffen rompe el contrato y la banda desaparece dejando eso sí, esta joya como legado.

Quizás la frase que mejor resume su trayectoria, la dejó Ronnie Sweetheart en una entrevista reciente. “Puedo decir que intentamos grabar un disco de Rock n Roll desde lo más profundo de nuestras almas, y eso es lo que logramos, sin concesiones”.

Iñigo CARBAJO



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